domingo, 30 de agosto de 2015

Historia 19: William Millin, el Gaitero de Normandía.

Mucho se ha escrito sobre la mañana del 6 de Junio de 1944 en las costas de Normandía. Aquella mañana, 156000 soldados de más de 10 naciones distintas se lanzaron al asalto de cuatro pequeñas playas francesas, en lo que sería el primer paso para liberar Europa de la dominación nazi. Miles de horas de trabajo se habían puesto en aquel plan, y numerosos e innovadores artilugios fueron usados para llevar a cabo semejante hazaña.  Desde nuevas embarcaciones y vehículos anfibios, a monstruosos muelles flotantes para aprovisionar a los ejércitos aliados fueron diseñados específicamente para ese único día. Sin embargo, no todo lo que desembarcó aquella mañana en Normandía fue un dechado de innovación y desarrollo. De entre los 156000 jóvenes que se jugaron la vida aquel día en las playas francesas, uno decidió hacerlo armado únicamente con una gaita. Esta es la historia de William "Bill" Millin, el joven que decidió desembarcar en Normandía al ritmo de la música.

William Millin nació en la ciudad de Regina, en la provincia canadiense de Saskatchewan, hijo de emigrantes escoceses. Cuando William tenía tres años, su padre volvió a Glasgow para ingresar en el cuerpo de policía, por lo que William se mudó a Escocia. Tras una infancia normal, William encontró su afición en la música tradicional escocesa, y se enroló en la Reserva del Ejército Británico, donde tocaría la gaita escocesa en varias bandas militares. Cuando comenzó la guerra, Millin decidió presentarse voluntario para el entrenamiento de Comando, las fuerzas especiales británicas durante la guerra, siendo asignado al Grupo de Comandos Número 4, bajo las órdenes de Simon Fraser, XV Lord del clan Lovat, una familia nobles escoceses originarios de las Highlands. Cuando Simon Fraser descubrió que el joven William era un gran gaitero, inspirado en las tradiciones de los clanes escoceses de marchar a la batalla al compás de las gaitas, decidió nombrarle su músico personal, lo que a la larga les convertiría en compañeros inseparables.

De esta manera llegamos a la mañana del 6 de Junio de 1944, momento en el cual el Grupo de Comandos Número 4 debía desembarcar en la playa más oriental del sector encargado a los británicos y asegurar un pequeño puente, al que se dio el nombre en clave "Pegaso". Allí les estarían esperando los paracaidistas que habían sido lanzados la noche antes. Los soldados entraron en las estrechas barcazas que les llevarían hasta la playa, nerviosos ante la tarea que se les planteaba. Es en este momento cuando Simon Fraser se acercó al joven William y le instó a que empezará a tocar su gaita para tranquilizar a sus compañeros. Es entonces cuando el joven William recordó a su superior que la Oficina de Guerra Inglesa prohibía el uso de la gaita en el frente, si bien su uso en la retaguardia estaba permitido. Pero este hecho no detuvo a Lord Lovat, que haciendo gala de una impecable flema británica respondió "Ah, pero esa norma es de la Oficina de Guerra Inglesa. Usted y yo somos escoceses, así que no nos incumbe".

William, vestido con el "kilt" tradicional y armado únicamente con un pequeño cuchillo al estilo de los pastores de las Tierras Altas, comenzó a tocar los acordes de "Highland Laddie", una canción popular canción tradicional escocesa que llevaba siendo usada por los regimientos de las Highlands desde hacia 200 años.

"Highland Laddie"

Al ritmo de la gaita de Millin, y mientras las balas zumbaban a su alrededor, los soldados británicos tomaron la playa y avanzaron hacia el puente cuya protección les había sido encomendada. El puente era objeto de fuertes combates, y los paracaidistas asignados a su protección apenas podían contener a los alemanes atacantes. Se trataba de una situación desesperada que podría hacer que todo el desembarco en la zona se fuese al traste, haciendo peligrar las vidas de todo el grupo. Así pues, Lord Lovat se puso al frente de sus hombres y decidió cargar al otro lado del puente. A su lado, y mientras el combate arreciaba, William Millin continuó tocando su gaita mientras avanzaba lentamente por el puente. 12 de sus compañeros murieron intentando cruzar el puente, pero el joven William cruzó sano y salvo al otro lado. Inspirados por la valentía del músico, el resto de su grupo cruzó el puente y pusieron a salvo a los paracaidistas al otro lado, asegurando la zona. Años después, al preguntar a los soldados alemanes que lucharon en aquel puente porque no habían disparado a un blanco tan simple como un gaitero que avanza a paso lento por un pequeño puente, respondieron "Pensamos que estaba loco, nadie haría algo así".

Condecorado por varias naciones y reconocido por su valentía, William Millin, acudía a menudo a las celebraciones de veteranos que se hicieron en Normandía, donde siempre acudió con su célebre kilt y su gaita.  William Millin murió en 2010, a la edad de 88 años, tras una vida dedicada a la enfermería y la música. En 2013, y con la colaboración de su hijo, una estatua de bronce de Millin se levantó en la playa donde desembarcó su unidad aquella mañana de Junio.


Esta es la historia de William Millin, el gaitero de Normandía.


  La estatua de William Millin en la Playa "Sword", Normandía

lunes, 26 de mayo de 2014

Historia 18: William Still y el Ferrocarril Subterráneo

A veces, la Historia guarda para sí las acciones de ciertas personas. Historias que permanecerán ocultas aún teniendo publicidad. Existen, sin embargo, otro tipo de historias. Aquellas protagonizadas por personas que, movidas por su afán de ayudar a la comunidad, deben mantener en secreto sus hazañas por miedo a las represalias. Esta es la historia de William Still, abolicionista americano y conductor del ferrocarril subterráneo.

William Still nació el 7 de octubre de 1821 en el pequeño condado de Burlington, Nueva Jersey, siendo el menor de 18 hermanos. Su padres, antiguos esclavos, habían escapado al norte unos 20 años antes, cruzando pantanos y bosques junto a sus dos hijas mayores desde los estados esclavistas del sur. Detrás, en las plantaciones del sur, quedaban los dos hijos varones de la pareja, que, incapaz de viajar con cuatro niños a través de kilómetros de tierras pantanosas, debió abandonar a dos de sus hijos en la convicción de que, sólo así, podrían asegurar un mejor futuro para el resto de su familia.

En 1844, con tan solo 23 años, William Still comenzó a trabajar para la Liga contra la esclavitud de Pennsilvania, siendo el primer miembro negro de dicha organización abolicionista. Es a través de esta agrupación donde Still entra en contacto con los miembros del "Ferrocarril Subterráneo" una red clandestina que se dedicaba a trasladar a los esclavos de las plantaciones sureñas hacia los estados del norte, e incluso hacia Canadá. Las actuaciones de dicha red usaban el argot del sistema ferroviario, siendo así los maquinistas los agentes que se encargaban de infiltrarse en el sur para ayudar a escapar a los esclavos, las estaciones eran los pisos francos donde los esclavos podían parar durante sus huidas y los jefes de estación las personas que los cobijaban. Por ejemplo el matrimonio formado por Levi y Catherine Coffin, que vivían en Newport, Indiana, fueron jefes de estación durante más de veinte años y a lo largo de este tiempo pasaron por su casa unos 2.000 esclavos fugitivos. Todas estas actuaciones se realizaban en el mayor de los secretos, ya que ayudar a escapar a fugitivos estaba penado con la muerte.

William Still, "El Padre del Ferrocarril Subterráneo"

En la década de 1850, y tras iniciarse en el "Ferrocarril Subterráneo" como jefe de estación, William Still recibirá una visita que le cambiará la vida. Un antiguo esclavo acudió a su casa en busca de información. Su historia hablaba sobre unos padres a los que apenas recordaba que habían huido junto a sus dos hermanas pequeñas, dejándoles a él y a su hermano pequeño completamente solos. Posteriormente habían sido vendidos a un tratante de esclavos del Sur Profundo y llevados a Alabama, donde su hermano pequeño moriría a causa de una enfermedad. En ese mismo instante, este esclavo decidió trabajar hasta poder costear su libertad, negándose a morir como esclavo. Tras varias décadas pudo reunir los cientos de dólares que costaba su libertad y viajó al norte en busca de respuestas. Su nombre era Peter Still y se trataba del hermano mayor de William. Era el primer encuentro de dos hermanos que no se conocían hasta entonces.

La visita de su hermano mayor cambió por completo la perspectiva de William, que desde ese mismo instante decidió implicarse de una manera mucho más activa en el "Ferrocarril Subterráneo", empezando sus actuaciones como maquinista. Desde entonces se le empezó a conocer como "El Padre del Ferrocarril Subterráneo", ayudando a escapar personalmente a más de 800 esclavos, llegando a trasladar a Canadá a más de 60 esclavos al mes desde las peligrosas tierras del sur. Tanto William como Harriet Trubman, la conocida como "Moisés de los esclavos", fueron buscados por los esclavistas, que pusieron precio a sus cabezas. Ello no les impidió realizar multitud de viajes al sur en busca de más esclavos a los que liberar. Cuando la Ley de esclavos fugitivos fue reformada, ambos comenzaron a trasladar comunidades enteras hacia Canadá, donde la imperaba la Ley Británica, bajo la cual no existía la figura de la esclavitud.

Mapa con con el detalle de las rutas del Ferrocarril Subterráneo hacia el norte.

Solo tras acabar la guerra civil y abolirse la esclavitud en los Estados Unidos, puedo salir a la luz la figura de William Still, que publicó su libro "Registros del Ferrocarril Subterráneo", en el que detalla el sistema de escape que usaron 649 esclavos de los 800 que escaparon bajo su tutela.

William Still murió el 14 de Julio de 1902, siendo considerado uno de los mayores activistas por los derechos civiles que ha existido en los Estados Unidos.

Existen multitud de maneras para acabar un artículo como este. Se pueden alabar la valentía y la rectitud moral de una persona como William Still, comprometida con su pueblo y sus ideales. Creo, sin embargo, que la mejor manera de acabarlo es parafraseando la letra de una canción soul, llena de referencias al Ferrocarril Subterráneo, que los esclavos solían cantar las noches anteriores a su liberación.

Swing low, sweet chariot
Coming for to carry me home,
Swing low, sweet chariot,
Coming for to carry me home


Balanceáte lentamente, dulce carro/Ven y llevame a casa.


lunes, 28 de abril de 2014

Historia 17: Crimea, la Perla del Mar Negro.

Recientemente hemos sido extensamente informados a través de la televisión y los periódicos sobre la crisis en Crimea, su separación unilateral de Ucrania y su integración como una de las repúblicas que forman la Federación Rusa. Es curioso como una pequeña península costera (es similar en superficie a Galicia) puede dar lugar a tantísimos hechos históricos, probablemente debido a su importancia estratégica y comercial. Colonizaciones griegas, conquistas romanas, ataques de tribus bárbaras, protectorados bizantinos, misiones comerciales genovesas y vencecianas, guerras multilaterales, asedios trágicos y actos heroicos jalonan la historia de este pequeño territorio. Esta es la historia de Crimea, la perla del Mar Negro.

El nombre de Crimea es una evolución de la palabra Cimeria, país de los cimerios, sus primeros pobladores. En el Siglo V antes de Cristo fue colonizada por los griegos, que comenzaron la "helenización" de la zona. Considerado uno de los "reinos sucesores" del Imperio Macedonio de Alejandro Magno, el Reino del Ponto fue finalmente derrotado por el Imperio Romano, que colonizó la península entera, dando lugar a más de 3 siglos de ocupación romana, en el que ha sido el periodo histórico más largo de la península sin conflictos. En el año 250 d.C, ante la presión migratoria de los pueblos bárbaros del este, los Romanos deciden abandonar la península de Crimea, que sería conquistada por los Godos. Desde este momento se sucedieron conquistas por parte de hunos, alanos, ávaros, jázaros, pechenegas y varengos. También se realizó una reconquista por parte del Imperio Romano de Oriente (o Imperio Bizantino), que apenas duró unas décadas. La península cambiaba de manos constantemente al ser considerada la puerta de acceso al Mediterráneo para muchos de los pueblos de la zona.

En 1259 la península recibió la "visita" de unos conquistadores muy diferentes a los anteriores. Montaban pequeños caballos esteparios, eran considerablemente más bajos que los habitantes de la zona y manejaban sus arcos compuestos con una precisión mortal. Habían llegado los primeros hombres de Möngke Kan, Gran Kan del Imperio Mongol y nieto de Gengis Kan, fallecido unos 20 años antes. Los mongoles conquistaron la península y la unificaron en el Imperio Mongol, que por aquel entonces llegaba a la península de Corea en el este. La ocupación mongola de la península hizo que Crimea pasara a formar parte del mayor Imperio continental del momento, y uno de los más grandes de la Historia. Sin embargo, las luchas internas por el poder hicieron que el poder del Imperio se debilitase, permitiendo la creación del Principado de Teodoro, un pequeño estado cristiano que, rodeado por los Turcos al norte y las nuevas colonias comerciales genovesas que habían ocupado la costa sur de la península, apenas duró 100 años, ahogado entre ambas potencias. Los Turcos procedieron a la conquista de la península, creando el Kanato de Crimea, un estado vasallo del Imperio Otomano, pero que mantenía fuertes influencias mongolas. A la sombra el poderoso Imperio, el Kanato prosperó durante 300 años. Pero la paz nunca suele ser duradera, y menos en una zona como Crimea. En 1774, tras la derrota otomana en una de sus múltiples guerras con el Imperio Ruso de Catalina la Grande, se reconoció la independencia del Kanato y la influencia rusa sobre él, siendo invadido completamente por el Imperio Ruso tan solo 9 años después.

La llegada del Siglo XIX y el cambio de manos de la península a favor de una potencia occidental trajeron el desarrollo a la zona. Crimea se convirtió en la zona preferida por los aristócratas rusos para pasar sus veranos, debido a su buen clima. Sin embargo esta paz no duraría demasiado, estallando en 1853 la Guerra de Crimea entre Rusia, de un lado, y una Alianza formada por Francia, el Imperio Británico, el Imperio Otomano y el Reino de Cerdeña-Piamonte de otro. El motivo de esta guerra fue el impulso expansionista de Rusia hacia el Mediterráneo, que fue visto como una grave amenaza para estos 4 países. Durante 3 años la guerra asoló la zona, produciéndose intensas batallas como la de Balaclava o el sitio de Sebastopol. Fue durante esta guerra cuando se produjo la conocida como "Carga de la Brigada Ligera", en la cual 673 jinetes británicos atravesaron un valle de más de 1,5 kilómetros cargando contra la artillería rusa, defendida por unos 5000 hombres. Esta acción, tan valerosa como estúpida, fue debido a una confusión en la trasmisión de las órdenes y costó la casi completa aniquilación de la Brigada Ligera, que aún así, fue capaz de infligir graves pérdidas en las tropas rusas. Desde aquel momento se conoció dicho valle como el "Valle de la Muerte". Se dice que uno de los oficiales franceses presentes, al ver la carga de sus aliados británicos, dijo en voz alta: "Es magnífico, pero no es la guerra".

"La Carga de la Brigada Ligera" cuadro de Richard Caton Woodville Jr.

En 1856, tras el fin del asedio de Sebastopol, Rusia solicitó la paz, poniéndose fin al conflicto y acabando con sus aspiraciones de encontrar una salida al mar Mediterráneo. La paz volvía a la baqueteada península, que se mantuvo libre de conflictos durante el resto del siglo, y que, incluso, fue capaz de mantenerse tranquila durante la Primera Guerra Mundial, aún encontrándose tan cerca de sus enemigos. Pero la Historia le deparaba un nuevo golpe a la zona, iniciándose la Guerra Civil Rusa. Durante este periodo la península de Crimea fue el gran bastión de la Rusia Zarista en el sur del país hasta su invasión en 1920 y su integración en la Unión Soviética, convirtiéndose en la República Autónoma Socialista Soviética de Crimea.

Bajo la organización de la Unión Soviética se industrializó toda la península, convirtiéndose en la base de la Marina soviética en la zona. En 1941, tras la invasión alemana durante la 2º Guerra Mundial, la península vivió los combates más atroces de su historia, con feroces batallas como el 2º Asedio de Sebastopol, en el que la ciudad se defendió de fuerzas muy superiores durante 250 días. Fue durante este asedio cuando los alemanes usaron la mayor pieza de artillería jamás creada, el conocido como Cañón Dora: una pieza de artillería con un cañón de 32 metros capaz de disparar proyectiles de 7 toneladas (aproximadamente la mitad del peso de un autobús urbano) a más de 25 kilómetros de distancia. La pieza era tan grande y complicada de cargar que tenía una cadencia de 14 disparos al día, siendo cada proyectil capaz de destruir pesados fuertes de hormigón con un solo impacto. La ciudad cayó bajo el ejército nazi y toda la comunidad judía de la zona pereció asesinada. En 1944, con el cambio de tornas en la guerra, un ejército alemán se vio atrapado en la ciudad, siendo completamente aniquilado. En honor a su resistencia durante la guerra, Sebastopol fue nombrada ciudad heroica y considerándola una Ciudad Autónoma independiente del resto de Crimea. Tan solo un año después Iosif Stalin, Winston Churchill y Roosevelt se reunieron en la ciudad de Yalta, una pequeña y aristocrática población en la costa sur de Crimea, para establecer el destino de la Alemania Nazi cuando fuese derrotada. Como curiosidad cabe destacar que Churchill, ávido historiador militar, solicitó ser llevado al "Valle de la Muerte" con el fin de estudiar la zona en la que sus compatriotas habían realizado la valerosa carga 100 años antes.

Sentados, de izquierda de derecha, Winston Churchill, Franklin Delano Roosevelt y Iosif Stalin durante la conferencia de Yalta de 1945.


En 1992, tras la caída de la URSS, Crimea trató de establecerse como un país independiente, llegando a redactar una Constitución. Sin embargo, las presiones por parte de Ucrania lograron que Crimea se convirtiese en una República Autónoma, dependiente formalmente del Estado Ucraniano.

Las últimas palabras de la Historia de Crimea se han escrito recientemente, con la secesión unilateral y su posterior unión de la Federación Rusa. Un nuevo cambio de manos para la vieja Crimea, que, nuevamente, vuelve a empezar. Quién sabe qué le deparará el futuro a esta pequeña península, la perla del Mar Negro.

lunes, 24 de marzo de 2014

S1. Historia 3: Inés de Suárez. La Conquistadora de Chile.

Hernan Cortés, Francisco Pizarro o Nuñez de Balboa. Seguro que todos estos nombres os son familiares y os recuerdan aquellas clases de Historia en las que se hablaba sobre la conquista y la colonización del Nuevo Mundo. Hombres aguerridos y aventureros que, azuzados por la pobreza y el hambre, crearon un Imperio al otro lado del Océano Atlántico. Parte idolatrados y parte aborrecidos, todos estos "conquistadores" son, sin embargo, conocidos. La protagonista de nuestra historia de hoy no ha tenido tanta suerte, al menos en su país de origen, España, donde muy pocos conocen su nombre y menos aún sus aventuras. Esta es la historia de Inés de Suárez, la conquistadora de Chile.

Inés de Suárez nació en la población extremeña de Plasencia en 1507. Su padre murió de una enfermedad estomacal al poco de nacer, por lo que su madre, costurera, tuvo que solicitar la ayuda del abuelo de Inés para su crianza. En 1526 conoció a su primer marido, el aventurero Juan de Málaga. Un año después, Juan partió hacia Panamá en busca de fortuna. De su unión no habían nacido hijos ya que, según se contempla en los registros, Inés era estéril.

Los años pasaron e Inés no recibió noticias de su marido, por lo que, en 1537 solicitó una licencia real para embarcar hacia las Indias. Tras una estancia de más de un año en Venezuela sin noticia alguna, llegó a sus oídos que su marido había sido uno de los soldados muertos en la batalla de Las Salinas, un combate que se produjo entre los ejércitos de Hernán Cortés y de Diego de Almagro por la posesión de la ciudad de Cuzco, en el actual Perú. Así pues, con apenas 30 años, Inés era viuda de un soldado español, y como tal, recibió una pequeña tierra en la ciudad de Cuzco, así como un grupo de esclavos indígenas para trabajarlas. Allí fue donde conoció a Pedro de Valdivia, Maestre de Campo de Francisco Pizarro, con el que, rápidamente, forjaría una estrecha relación que los convirtió en amantes, hecho que generó multitud de controversias al tratarse Pedro Valdivia de un hombre casado.

En 1539, Pedro de Valdivia inicia su expedición hacía Chile, solicitando una autorización para ser acompañado por Inés, en calidad de sirvienta. Durante los 11 meses de travesía, todos los miembros de la expedición, ya fuesen españoles o miembros de las tribus de la zona, destacaron el valor y el arrojo de Inés, considerándola una parte muy importante de la expedición.

El final de su travesía se encontraba en el valle del río Mapocho, un lugar fértil y fácilmente protegido. Dicha ubicación se decidió debido a la fortificación natural que proporcionaba el lugar, así como la abundancia de agua potable. Al poco de instalar el asentamiento, la expedición fue duramente atacada por los indígenas. Tras superar las escasas defensas del campamento, todo parecía indicar que la expedición sufriría un horrendo final, cuando los indígenas soltaron las armas y salieron huyendo despavoridos. Tras capturar a algunos de ellos, incluidos siete caciques locales, todos declararían  haber visto "a un hombre montado sobre un caballo blanco que, empuñando una espada, bajó de las nubes y se abalanzó sobre ellos". La expedición, segura de haber sido ayudada por el apóstol Santiago, decidió nombrar la ciudad con el nombre de Santiago de la Nueva Extremadura, siendo fundada el 12 de febrero de 1541. En la actualidad aquel pequeño campamento es conocido como Santiago de Chile, capital del país y su mayor centro económico y cultural.

El verano pasó en la pequeña ciudad sin apenas contacto con los indígenas. En septiembre, un grupo de jinetes, con Pedro de Valdivia al frente, marchó a sofocar una revuelta fuera del valle, momento que fue aprovechado por una fuerza de unos 20000 indígenas para atacar la ciudad. A pesar de su mejor equipamiento, las fuerzas españolas eran muy inferiores en número y pronto se tuvieron que retirar al interior de la ciudad, mientras eran continuamente asaeteados por las flechas incendiarias que quemaban los edificios. Durante el combate Inés marchó de un lugar a otro, prestando asistencia en donde era necesaria. Sin embargo, ante la inminencia de la derrota, Inés de Suárez tuvo una solución macabra a la par que efectiva: marchó a las celdas donde se encontraban los caciques capturados en el combate de febrero y ordenó su decapitación. Ante las preguntas de sus carceleros sobre cómo hacerlo, la historia narra que Inés de Suárez tomó su la espada de uno de ellos y ,cortando la cabeza de un cacique de un tajo, dijo: "De esta manera". Una vez decapitados, ordenó que las cabezas de los caciques fueran lanzadas entre los indígenas atacantes. Los miembros de las tribus locales, poco acostumbradas a semejante demostración de brutalidad (debemos recordar que muchas de las civilizaciones precolombinas no entendían la muerte en combate como algo útil, prefiriendo la captura de sus enemigos para su posterior uso como esclavos), y ante la fervor que insufló en los defensores la aparición de Inés en el patio central de la ciudad, los indígenas, confusos y sorprendidos, huyeron del combate, pudiéndose salvar la ciudad de la destrucción.

Inés de Suárez, representada tras decapitar a los caciques indígenas durante la batalla.

La vida de Inés volvió a la tranquilidad durante los años siguientes. En 1548, Pedro de Valdivia, su amante, fue  nombrado gobernador de Chile. Sin embargo, algunas personas enemistadas con él dieron parte de su relación con Inés, obligándole a separarse de ella bajo pena de muerte, así como a proceder a su matrimonio con un vecino de su elección. Así pues, en 1549, y a la edad de 42 años, Inés de Suárez contrajo matrimonio con Pedro Quiroga, uno de los mejores capitanes del Gobernador.

Inés pasó el resto de sus días en la ciudad de Santiago, llevando una vida tranquila. Su matrimonio con Pedro Quiroga nunca tuvo descendencia, exceptuando una hija que el capitán tuvo con una esclava india a la que criaron como si fuera hija de ambos. Inés de Suárez murió  en 1580 a la edad de 73 años, el mismo año que murió su marido.

La figura de Inés de Suárez es prácticamente una desconocida en la Historia de España, no así en su país de adopción, donde es ampliamente conocida, teniendo una estación del metro de Santiago de Chile con su nombre. Así mismo, en 2006, la escritora chilena Isabel Allende publicó su novela Inés del alma mía, relato sobre la historia de Inés de Suarez.

Esta es la vida de Inés de Suárez, una mujer que aunó fortaleza, valentía, desafío y crueldad, acciones que la convirtieron en un personaje para la Historia. La conquistadora de Chile.

jueves, 20 de marzo de 2014

S1. Historia 2: María Pita, la defensora de La Coruña.

En 1588 partía de la Coruña la mayor flota de combate jamás registrada hasta la fecha. Su misión era simple y llanamente la invasión de las Islas Británicas, que, en caso de haberse culminado, habría dado lugar a una de las mayores hazañas logísticas de la Historia. Sin embargo, todos sabemos cuál fue el destino final de la Armada Invencible. Tan sólo un año después, en 1589, la por entonces pequeña ciudad portuaria de La Coruña se encontraba ante una situación bien distinta. La Contrarmada Inglesa, también conocida como la Invencible Inglesa, aprovechando la situación de debilidad que provocó la destrucción de parte de la armada española, decidió iniciar un ataque sobre la Península. Su primer objetivo debía ser el puerto de Santander, pero el cambio de opinión en su almirante, Sir Francis Drake, dió lugar al nacimiento de esta historia. La historia de María Pita, la defensora de La Coruña.

El 4 de Mayo de 1589 una flota inglesa de unos 170 naves se acerca al puerto de La Coruña. La ciudad, pobremente defendida, había iniciado los preparativos para una defensa a la desesperada, llegando a encender un fuego en lo alto de la Torre de Hércules para avisar al resto de la comarca. El gobernador de la ciudad contaba con apenas unos 1500 hombres entre civiles y milicianos para defenderse de una flota con más de 27000 soldados profesionales a bordo.

La mañana del día 4 unos 8000 soldados desembarcaron en una playa cercana, desalojando a los pocos defensores españoles del fuerte de San Antón, y dando comienzo a un despiadado y salvaje ataque sobre la parte baja de la ciudad, en la que murieron más de 500 civiles, y fue saqueado el barrio de La Pescadería. El único reducto restante era la parte antigua de la ciudad, situada en un alto y rodeada por sus viejas murallas, que, tras el exitoso ataque, no parecieron excesivamente peligrosas para los ingleses. Es en este punto donde nos encontramos a la heroína de esta historia, María Pita.

María Mayor Fernández de Cámara y Pita, más conocida como María Pita, había nacido en la parroquia de Sigrás, un pequeño anejo del pueblo de Cambre, a unos 10 kilómetros de La Coruña, en 1565. Muy joven se trasladó a La Coruña, donde se casó con Juan Alonso de Rois, enviudando a los pocos años. Sabemos que en 1589 estaba casada en segundas nupcias con Gregorio de Recamonde. La mañana del asedio inglés, su marido, junto con otros milicianos y civiles, se había apostado en la vieja muralla de la ciudad, resueltos a contener a los invasores. El combate se tornó en una carnicería, en la que los soldados ingleses recibieron más de 1000 bajas. Sin embargo, las fuerzas de los defensores empezaban a flaquear, y los atacantes fueron capaces de abrir una brecha en el muro, por la cual ascendió un alférez inglés, arengando a las tropas con su estandarte. En ese mismo momento, María Pita, que había visto morir a su marido a manos de los invasores, alzo una pica y atravesó el cuerpo del alférez, arrebatándole el estandarte y mostrándolo en alto. La leyenda cuenta que todo esto se hizo al grito en gallego de "Quen teña honra, que me siga", y que este grito, junto con la pérdida del estandarte y el renovado ánimo de los defensores tras ver la bravura de María Pita, hicieron que los ingleses abandonaran la ciudad de vuelta a sus barcos, incapaces de tomar la urbe. Tras el combate, María Pita se dedicó a recoger los cadáveres de los caídos y ayudar a los heridos, ampliando aún más su gesta.

Toda historia, tiene, sin embargo, su lado amargo. Las gestas de María Pita no la llevaron a tener una vida afortunada, enviudando cuatro veces. A la muerte de su último marido, enterándose Felipe II de la situación de la heroica defensora de La Coruña, le concedió una pensión vitalicia como alférez, así como una paga extra mensual y un permiso de exportación de mulas desde España a Portugal. Gracias a este dinero, María Pita pudo criar a sus cuatro hijos sin verse abocada a la miseria. Murió en La Coruña en 1643 a los 78 años de edad.

En la actualidad se rememora la historia de esta coruñesa mediante del monumento honorífico que tiene situado en la Plaza de María Pita, junto al Ayuntamiento de la ciudad. El monumento representa a María Pita alzando una lanza, con el cuerpo del alférez inglés a sus pies.

Estatua de María Pita en la ciudad de La Coruña


Esta es la historia de María Pita, una mujer que no tuvo reparos en mostrar su valentía y arrojo cuando todos a su alrededor lo daban todo por perdido. Una heroína cuya historia debe ser contada.  

lunes, 10 de marzo de 2014

S1. Historia 1: Manuela Malasaña y Clara del Rey. Dos heroínas en el Dos de Mayo.

Mañana del 2 de Mayo de 1808:

Regueros de sangre tintan las calles de Madrid mientras el ruido de los mosquetes y los caballos franceses retumban a lo largo y ancho de toda la ciudad. Mucho se ha escrito sobre los héroes y villanos de ese día, personajes como Daoiz, Velarde o el infame y chulesco general Murat, que inundan los libros de Historia. Pero aquel derroche de heroísmo y valentía no fue solo cosa de hombres. Entre las multitudes que se echaron a la calle para luchar contra el invasor francés se encontraban miles de mujeres. Esta historia se centra en dos de ellas, Manuela Malasaña y Clara del Rey, pero es también un homenaje a todas las mujeres que se jugaron la vida, perdiéndola muchas de ellas, durante aquel día.

Manuela Malasaña tenía 17 años el día en que perdió la vida. Hija de un panadero francés (curiosidades de la Historia) apellidado Malesange, su nombre se había españolizado hasta convertirse en Malasaña. De profesión bordadora, era una persona jovial y alegre.

La mañana en la que estalló la revuelta en Madrid, Manuela se encontraba en su puesto de trabajo, un taller en el que vivía situado en la calle de San Andrés. Junto a otros muchos ciudadanos salió a la calle dispuesta a enfrentarse a los soldados franceses con una mezcla de valentía, rabia y una completa falta de sentido común, que llevaban a los madrileños a atacar a los batallones de soldados a pecho descubierto. Los soldados franceses recuerdan ese día como uno de las peores y más sangrientos combates que vivieron, donde cada ventana escondía un tirador, cada puerta una navaja, llovían macetas desde el cielo y toda una ciudad era su enemiga.

Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses, por Eugenio Álvarez Dumont

Manuela, al igual que otros muchos madrileños se reunió en el parque de artillería de Monteleón. Situado en la actual Plaza del 2 de Mayo, el parque se había convertido en el principal refugio de los rebeldes madrileños, comandados por dos jóvenes capitanes de artillería, el sevillano Luis Daoiz de 26 años, y el cántabro Pedro Velarde de 29. Pobremente armados y sin entrenamiento alguno, la joven bordadora, junto al resto de los madrileños, lucharon denodadamente durante un día entero contra el mejor ejército de la época, resistiendo sus ataques y causándoles graves bajas. Manuela, al igual que otras mujeres como Clara del Rey, se movían entre el fuego enemigo cargando las armas, llevando agua a los voluntarios y aprovisionándolos de municiones. Sin embargo la resistencia de los madrileños no vino acompañada de un alzamiento por parte del gobierno y a última hora de la tarde el parque de artillería de Monteleón fue tomado por los franceses. Daoiz y Velarde murieron en la última embestida francesa junto a otros muchos madrileños. El resto, entre ellos Manuela Malasaña, fueron tomados prisioneros. Al ser hecha prisionera trató de zafarse de sus captores, mostrando unas tijeras de sastre que guardaba en sus ropas, herramienta propia de su profesión. Los franceses la ejecutaron de inmediato al considerar que se encontraba armada. Esta muerte trágica, unida a su juventud y alegría generó su leyenda como heroína madrileña.

Clara del Rey, al igual que la joven Manuela, se había unido a los defensores del parque de Monteleón junto a su marido y tres de sus hijos. Natural de Valladolid, se sabe muy poco de su vida, salvo su desdichado final. Aquél día defendió el parque con uñas y dientes (literalmente) contra el ejército francés, animando a los madrileños en el parque y sirviendo en una de las dotaciones de una pieza de artillería.  Clara encontraría su muerte a lo largo del día, cuando una pieza de metralla de un cañón francés la impactó en la frente, matándola en el acto. Junto a ella murieron su marido y uno de sus hijos, dejando según el Archivo histórico Municipal de Madrid "dos hijos solteros".

La Defensa del Parque de Artillería de Monteleón, obra de Joaquín Sorolla 


En la actualidad ambas heroínas cuentan con numerosos monumentos en recuerdo de su valentía. Madrid dedicó a la memoria de Manuela Malasaña uno de sus barrios más conocidos: el barrio de Malasaña, y Clara del Rey cuenta con una calle en el centro de la ciudad. Muestras de afecto a dos de las mujeres que lucharon aquel día por su libertad, pero que, en mi opinión son un monumento a todas las mujeres que salieron aquel día a las calles de Madrid, heroínas anónimas que lucharon junto a los hombres, codo con codo, por su libertad y la de todos los españoles. 

Serie 1: Mujeres en la Historia.

1º Serie: Mujeres en la Historia.

Esta primera serie de Historias en el Olvido se centrará en, probablemente, el mayor olvido de la Historia: el papel de la Mujer a lo largo de ella. Hazañas olvidadas o minusvaloradas en muchas ocasiones debido al sexo de su protagonista, esta serie tratará de sacar a la luz alguna de esas historias. Esperamos que os guste.