1847: París.
Apenas un centenar de veteranos
franceses se reúnen en París para la inauguración de una pequeña placa de
granito. Son grognards ("soldados
viejos" en francés), veteranos de incontables escaramuzas y batallas a lo
largo y ancho de Europa, sí, pero también supervivientes de una de las mayores
atrocidades penitenciarias de la Historia. Pero volvamos atrás para contarlo...
20 de Julio de 1808: Un día
después de la victoria de Bailén.
Tras la derrota del día anterior,
18000 soldados franceses habían sido capturados en la que fue la primera gran
victoria del ejército español ante las fuerzas del Emperador Bonaparte. Parte
de los prisioneros (principalmente los oficiales) fueron enviados a Francia; otros, unos 4000, enviados a las Islas Canarias, y la
mayor parte, unos 9000, enviados a Cabrera, una pequeña isla al sur de
Mallorca.
La llegada a Cabrera fue un
alivio para la tropa francesa. Casi había pasado un año desde su captura y
confinamiento en los pontones (pequeñas plataformas flotantes) de Sanlúcar de
Barrameda, por lo que la llegada a Cabrera, con espacio suficiente para los
soldados y libertad para moverse por la isla parecía una bendición para los
cautivos. Cabrera fue la primera de muchas colonias penales del siglo XIX, como
por ejemplo la famosa Isla del Diablo o Alcatraz, salvo por un pequeño
detalle: Cabrera no contaba con ningún tipo de instalación más allá de un pequeño
puerto. Ni siquiera existía una alambrada, ya que, en realidad, no era necesaria:
la propia isla haría las veces de prisión. El único contacto sería la pequeña
embarcación que les traería los suministros de manera periódica. Así pues,
Cabrera se había convertido, de facto, en el primer campo de concentración de
la Historia.
Los suministros llegaban de
manera habitual a la isla, en la que los soldados franceses comenzaron a crear
campamentos, e incluso una pequeña "población" en el centro de la
isla, donde comerciar con sus escasas propiedades. La comida era escasa, pero
gracias al buen hacer de los oficiales, muchos de los cuales habían renunciado
a volver a Francia para mantenerse con sus subordinados, se repartía de forma
equitativa. Sin embargo esta relativa "paz" no duraría eternamente.
Debido a una serie de tormentas que asolaron el archipiélago Balear, no fue
posible el suministro de ningún tipo de alimento a los prisioneros durante 8
días. Cuando la comida llegó al 9º día, los prisioneros trataron de hacerse con
el barco, plan que no solo acabó en fallo, sino que enfureció a los marineros
españoles, que se negaron a volver a la isla.
Más de tres meses pasaron hasta
que se encontró a otro armador que quisiese aceptar el trabajo. Más de tres
meses en los que los prisioneros no recibieron ningún tipo de sustento. La
situación era dantesca: los muertos por inanición se contaban por centenas, los
soldados trataban de cocer sus propias vestimentas para comérselas,
produciéndose intoxicaciones debido a los tintes de éstas. Probaron, a su vez,
las llamadas "Patatas de Cabrera", los bulbos de una planta propia de
la isla, altamente venenosos. Algunos comían sus propias heces, o los vómitos. Sin
embargo, esto no era lo peor. Otros, presos de la locura, tratan de asesinar a
sus propios compañeros con el fin de comérselos. Canibalismo en la Europa del
Siglo XIX. Eran los llamados "tártaros", que fueron exiliados de los
campamentos y se reunieron en una de las grandes cuevas de la isla, una prisión
dentro de una prisión.
Se sucedieron los intentos de
fuga, algunas con éxito, las más sin él. La situación solo empezó a mejorar
levemente a partir de 1813. Se consiguió el retorno de los suministros, que,
aunque exiguos, eran el cordón umbilical que mantenía con vida a los habitantes
de la isla. Algunos comenzaron a dedicarse, incluso, a la cría de ratas que
vender en el mercado. Son los llamados "ganaderos", que ganaron un
estatus social más elevado dentro de la isla debido a sus logros.
Esta horrible situación terminaría
la mañana del 16 de Mayo de 1814, una vez firmado el armisticio. Los barcos de
la armada francesa se acercaron a la isla para rescatar a sus compatriotas.
Solo 3000 de los 13500 prisioneros (unos 4500 llegaron en posteriores envíos) habían
sobrevivido a la isla. Más de 5 años de cautiverio para
los grognards de Cabrera.