sábado, 24 de agosto de 2013

Historia 2: Los Franceses de Cabrera

1847: París.

Apenas un centenar de veteranos franceses se reúnen en París para la inauguración de una pequeña placa de granito. Son grognards ("soldados viejos" en francés), veteranos de incontables escaramuzas y batallas a lo largo y ancho de Europa, sí, pero también supervivientes de una de las mayores atrocidades penitenciarias de la Historia. Pero volvamos atrás para contarlo...

20 de Julio de 1808: Un día después de la victoria de Bailén.

Tras la derrota del día anterior, 18000 soldados franceses habían sido capturados en la que fue la primera gran victoria del ejército español ante las fuerzas del Emperador Bonaparte. Parte de los prisioneros (principalmente los oficiales) fueron enviados a Francia; otros, unos 4000, enviados a las Islas Canarias, y la mayor parte, unos 9000, enviados a Cabrera, una pequeña isla al sur de Mallorca.

La llegada a Cabrera fue un alivio para la tropa francesa. Casi había pasado un año desde su captura y confinamiento en los pontones (pequeñas plataformas flotantes) de Sanlúcar de Barrameda, por lo que la llegada a Cabrera, con espacio suficiente para los soldados y libertad para moverse por la isla parecía una bendición para los cautivos. Cabrera fue la primera de muchas colonias penales del siglo XIX, como por ejemplo la famosa Isla del Diablo o Alcatraz, salvo por un pequeño detalle: Cabrera no contaba con ningún tipo de instalación más allá de un pequeño puerto. Ni siquiera existía una alambrada, ya que, en realidad, no era necesaria: la propia isla haría las veces de prisión. El único contacto sería la pequeña embarcación que les traería los suministros de manera periódica. Así pues, Cabrera se había convertido, de facto, en el primer campo de concentración de la Historia.

Los suministros llegaban de manera habitual a la isla, en la que los soldados franceses comenzaron a crear campamentos, e incluso una pequeña "población" en el centro de la isla, donde comerciar con sus escasas propiedades. La comida era escasa, pero gracias al buen hacer de los oficiales, muchos de los cuales habían renunciado a volver a Francia para mantenerse con sus subordinados, se repartía de forma equitativa. Sin embargo esta relativa "paz" no duraría eternamente. Debido a una serie de tormentas que asolaron el archipiélago Balear, no fue posible el suministro de ningún tipo de alimento a los prisioneros durante 8 días. Cuando la comida llegó al 9º día, los prisioneros trataron de hacerse con el barco, plan que no solo acabó en fallo, sino que enfureció a los marineros españoles, que se negaron a volver a la isla.

Más de tres meses pasaron hasta que se encontró a otro armador que quisiese aceptar el trabajo. Más de tres meses en los que los prisioneros no recibieron ningún tipo de sustento. La situación era dantesca: los muertos por inanición se contaban por centenas, los soldados trataban de cocer sus propias vestimentas para comérselas, produciéndose intoxicaciones debido a los tintes de éstas. Probaron, a su vez, las llamadas "Patatas de Cabrera", los bulbos de una planta propia de la isla, altamente venenosos. Algunos comían sus propias heces, o los vómitos. Sin embargo, esto no era lo peor. Otros, presos de la locura, tratan de asesinar a sus propios compañeros con el fin de comérselos. Canibalismo en la Europa del Siglo XIX. Eran los llamados "tártaros", que fueron exiliados de los campamentos y se reunieron en una de las grandes cuevas de la isla, una prisión dentro de una prisión.

Se sucedieron los intentos de fuga, algunas con éxito, las más sin él. La situación solo empezó a mejorar levemente a partir de 1813. Se consiguió el retorno de los suministros, que, aunque exiguos, eran el cordón umbilical que mantenía con vida a los habitantes de la isla. Algunos comenzaron a dedicarse, incluso, a la cría de ratas que vender en el mercado. Son los llamados "ganaderos", que ganaron un estatus social más elevado dentro de la isla debido a sus logros.

Esta horrible situación terminaría la mañana del 16 de Mayo de 1814, una vez firmado el armisticio. Los barcos de la armada francesa se acercaron a la isla para rescatar a sus compatriotas. Solo 3000 de los 13500 prisioneros (unos 4500 llegaron en posteriores envíos) habían sobrevivido a la isla. Más de 5 años de cautiverio para los grognards de Cabrera.

En la actualidad la isla pertenece al Ejército Español. Testimonios cuentan que aún es fácil encontrar restos humanos con tan sólo hacer un pequeño agujero con las manos. Son los únicos restos (junto con la pequeña placa conmemorativa) de los franceses de Cabrera.

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