A lo largo de los últimos siglos
escritores y estudiosos de todo el mundo se han sentido atraídos por la
piratería y la figura de los piratas más famosos de la Historia. Hoy contaremos
la vida del que, quizás, sea uno de los piratas más icónicos: Barbanegra.
Edward Teach era oriundo de
Bristol, una bulliciosa ciudad del oeste de Inglaterra beneficiada por el río
Avon, navegable hasta la propia urbe; que la convertían en un puerto
"interior" (similar a Sevilla por ejemplo). Quizás por esa afluencia
de barcos siempre se sintió atraído por la marinería, por lo cual se enroló en
la Armada Británica, la famosa Royal Navy.
Durante el periodo de la Guerra
de la Reina Ana (nombre atribuido a los combates fruto de la Guerra de Sucesión
Española que se dieron en el mar Caribe y el Atlántico), Edward Teach se dedicó
al corso, una especie de piratería legal, para la cual los gobernantes de una
nación entregaban unos documentos, llamados patentes de corso, a aquellos
marineros que se dedicasen a asaltar barcos del enemigo, quedándose con parte
del botín. Sin embargo, en 1713, Inglaterra se retiró de la Guerra de Sucesión,
lo que dejó a unos 40000 marineros de la Royal Navy sin empleo, muchos de ellos
en lugares remotos. Este fue el caldo de cultivo perfecto para que muchos, sin empleo, pero con los conocimientos suficientes para convertirse en
asaltantes efectivos, se convirtiesen en piratas.
Sin embargo Edward Teach no llegó a la piratería en una época gloriosa como
había sido el siglo XVII, sino más bien en una época decadente, principalmente
por la aparición en las costas del Caribe de los grandes navíos de línea
europeos que escoltaban los preciados productos hasta puertos seguros, haciendo
que la piratería fuese una actividad mucho más peligrosa. Aún con todos estos
inconvenientes, Edward Teach se inició en la piratería junto al capitán Benjamin
Hornigold, con quién estuvo desde 1716 hasta 1718, momento en el cual el
capitán Hornigold se acogió al perdón que había ofrecido el Rey Jorge I de
Inglaterra para todos los piratas que hubiesen servido en la Royal Navy. Desde
ese momento Edward Teach se mantuvo como uno de los pocos "bandidos del
mar" que quedaban en el Caribe, iniciándo sus fechorías como capitán de
"La Venganza de la Reina Ana", un buque francés capturado y
reconvertido en barco pirata. Como muestra del terror que generaba su capitán
en todo el Atlántico cabe decir que los habitantes caribeños creían que el barco estaba embrujado y
obedecía las ordenes de Barbanegra.
Armado con un gran buque, y
haciendo gala de unos avances inimaginables en el arte de la guerra
psicológica, Barbanegra infundió el terror por todo el Caribe y las costas de Norteamérica, apresando barcos
y extorsionando ciudades costeras como Charleston. Fue en estos momentos cuando inició su
aparición en los asaltos como una figura fantasmagórica o demoníaca. Para ello
se dejó crecer una larga y espesa barba de color negro, que le dió su nombre
como capitán. Si este aspecto unido a su gran estatura y corpulencia no fuesen
suficientemente intimidantes, Teach inició otra serie de modificaciones en su aspecto
exterior que quedan resumidas en el siguiente párrafo:
"Antes de lanzarse a la batalla se colocaba cerillas encendidas bajo el sombrero. Eran largos palillos de arder lento, hechos de cuerda de cáñamo mojado en salitre y agua de sal. El efecto resultaba aterrador. Su cara, con los feroces ojos y el pelo enmarañado de la barba, estaba enmarcada en humo y a sus presas les parecía talmente un demonio salido del infierno. Su parecido con algún tipo de pirata demoníaco quedaba completado con una bandolera con tres pistolas cargadas y amartilladas para el disparo y por las pistolas, dagas y alfanjes adicionales que portaba alrededor del cinturón"
Extracto del libro The Pirates de Douglas Botting. Abella, Rafael, op. cit., p. 196
"Antes de lanzarse a la batalla se colocaba cerillas encendidas bajo el sombrero. Eran largos palillos de arder lento, hechos de cuerda de cáñamo mojado en salitre y agua de sal. El efecto resultaba aterrador. Su cara, con los feroces ojos y el pelo enmarañado de la barba, estaba enmarcada en humo y a sus presas les parecía talmente un demonio salido del infierno. Su parecido con algún tipo de pirata demoníaco quedaba completado con una bandolera con tres pistolas cargadas y amartilladas para el disparo y por las pistolas, dagas y alfanjes adicionales que portaba alrededor del cinturón"
Extracto del libro The Pirates de Douglas Botting. Abella, Rafael, op. cit., p. 196
Ante tales actuaciones, y debido al terror
existente entre los mercaderes de la zona, el gobernador de Virginia
envió al Teniente Robert Maynard al frente de una expedición con dos navíos y
dos barcos de menor calado a la captura del famoso pirata. El encuentro entre
el barco de Barbanegra y la flota de Maynard fue una especie de caza del ratón
al un gato, con Barbanegra tratando de eludir el contacto y mientras
Maynard buscaba acorralarlo. Finalmente Maynard hizo encallar el barco de
Barbanegra y le obligó a enfrentarse directamente. En el abordaje los dos
capitanes lucharon cara a cara, hiriendo Barbanegra a Maynard en una mano antes
de que el teniente pudiese dispararle y acabar con su vida. La cabeza del
pirata fue expuesta en el barco de Maynard al llegar a su puerto de destino.
Este fue el final de Edward Teach, más conocido como Barbanegra, el último de
los grandes piratas del Caribe.
Escena del combate entre Edward Teach y el Teniente Robert Maynard