Al alba del 29 de de 1453, el
enorme ejército otomano del Sultán Mehmet II aprovechaba una de las múltiples
fisuras en la muralla de Constantinopla para invadir la ciudad, asesinando al
último Emperador Romano de Oriente durante el combate. Este hecho significó el
fin del Imperio Oriental y su paso a los libros de Historia. Pero, ¿es posible
que exista un pequeño reducto donde el Imperio Romano de Oriente siga vivo 561
años después de su caída? Esta es la historia del Monte Athos, la Montaña
Sagrada.
Dice la mitología griega que
Athos era el nombre de uno de los poderosos gigantes que desafiaron a los
Dioses Olímpicos. Poseidón, Dios griego del mar, libró una encarnizada
batalla con este ser, y, tras derrotarlo, lo enterró bajo una pesada piedra,
que recibiría el nombre de su poderoso húesped. Así surgió el nombre
que bautiza la pequeña península del Monte Athos, al norte de Grecia. Durante el Siglo X, la península se fue
poblando de monjes ortodoxos, atraídos por lo remoto de su localización, y
auspiciados por Basilio II, creando "de facto" una provincia
monástica. En los siglos venideros la zona se benefició de la protección de los
Emperadores de Oriente, que mantuvieron el status de la pequeña cordillera. Fue
durante esos siglos cuando los habitantes de las zonas circundantes empezaron a
denominar al Monte Athos como la "Montaña Sagrada", debido a las
grandes poblaciones de monjes que existían, así como a la prohibición de acceso
que existía para toda aquella persona ajena al clero ortodoxo.
Monasterio de Simonos Petra en el Monte Athos
En 1453, y tras la caída del
Imperio, los monjes esperaron pacientemente a la llegada de los invasores,
pensando que aquel sería el final de casi 5 siglos de estancia en la península.
Sin embargo los invasores otomanos, considerando lo remoto de la zona,
permitieron a los pequeños monasterios continuar con sus actividades, así como
con sus propias celebraciones, ritos y legislaciones promulgadas por los
Emperadores de Oriente, a cambio de unos impuestos anuales. La paz había
llegado de nuevo a la Montaña Sagrada, que durante más de 4 siglos luchó por
sobrevivir, contando con cada vez menos monjes capaces de trabajar para
satisfacer el diezmo. La suerte de la Montaña cambió en el siglo XIX, cuando donaciones
y nuevos miembros para los monasterios empezaron a llegar desde Rusia, Rumania
o Bulgaria.
El nuevo siglo llegó a la
península, y con él, los vientos del conflicto. En 1912 los otomanos fueron
expulsados de la zona, y esta fue puesta en manos del Estado Griego. Tras el
conflicto, los gobernantes griegos y la Comunidad Sagrada (grupo de 20 monjes portavoces
de los 20 monasterios de la Montaña) se reunieron y crearon los "Fueros
de la Montaña Sagrada de Athos", la normativa que regula el status
jurídico de la zona, así como su soberanía y control. De manera teórica la zona
pertenece a Grecia, pero en la realidad es gobernada como un territorio autónomo
independiente del resto del país. Esta peculiaridad le convierte en el llamado "Estado
Monástico Autónomo de la Montaña Sagrada" y le permite estar
exento de ciertas leyes, tanto griegas como europeas, conservando en su lugar
las normas de acceso que se acordaron con el Emperador Basilio II. Entre
algunas de las curiosidades de dicho acuerdo se encuentra la prohibición
absoluta de la entrada de mujeres en el Monte Athos, la necesidad de obtener un
visado especial en una de las poblaciones cercanas para poder entrar en la
Montaña y la existencia de un cupo máximo de visitantes diarios, siendo 120 la
cantidad máxima, 110 griegos y un máximo de 10 extranjeros. Otra de las
prohibiciones existentes es la imposibilidad del tráfico por tierra con el
resto de Grecia, pudiéndose efectuar la entrada única y exclusivamente a través
del pequeño puerto de Dafni.
Águila Bicéfala, símbolo del Imperio Romano de Oriente
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